sábado, 11 de marzo de 2017

Melodías Laborales: JUAN LUIS GUERRA: "VISA PARA UN SUEÑO" (El poder de los sueños)




JUAN LUIS GUERRA:
VISA PARA UN SUEÑO
(Letra al final del comentario)

Juan Luis Guerra irrumpió en nuestro mundo musical en los años noventa y todos respondimos a su ritmo trepidante, caribeño y bachatero con un espontáneo y danzarín entusiasmo. Con este tema, nuestra imaginación reproducía en colores vivos las colas ante diferentes consulados de muchos dominicanos –por aquel entonces, la inmigración no respondía a la diversidad de orígenes nacionales que vivimos años después-  y nos hacía compartir su madrugón, su cansancio, su exposición a un sol de justicia, su ánimo desfallecido.


¿Quién nos podía decir que ese espectáculo íbamos a vivirlo en nuestras carnes no muchos años después de su descripción, con etiquetado y marchamo nacional? ¿Quién se imaginaba que esas colas de matadero alinearían a los antaño receptores de sueños, hoy convertidos en demandantes de oportunidades, en medio de un paisaje de pesadilla?

No hace mucho tiempo, un colega alemán me contaba que un conocido de una Empresa de Ingeniería ubicada en la planta inferior del edificio de oficinas de Múnich en el que trabaja, le contó que recibían solicitudes de jóvenes licenciados españoles en cantidades crecientes y progresivamente difíciles de gestionar. Recientemente, tuve acceso a los resultados de la Encuesta Innovacef, realizada por la Universidad a Distancia de Madrid, que concluían que el 80% de los jóvenes investigadores que trabajaban fuera de España no se planteaban regresar a nuestro país en un futuro con cierto plazo, dejando “en mangas de escapulario” el ansiado nuevo modelo de Conocimiento, Innovación, Sostenibilidad y demás nobles “palabros”. Es una realidad inevitable: nuestro parque nacional no tiene capacidad de absorber tanta demanda de empleo, cualificada o no, y muchos de nosotros volveremos a pertenecer a una generación de buscadores de visa… ¿para un sueño?

En mi despacho, tengo a la vista varias lecturas que me sirven de inspiración y –por qué no decirlo- de pequeña distracción diaria. Una de ellas son diez pensamientos del famoso orador norteamericano Zig Ziglar; entre las más conocidas, el famoso: “If you can dream it, you can achieve it!”. Si puedo soñarlo, ¿puedo hacerlo realidad algún día? El respetable se escinde ante esta pregunta. Desde la reacción de sorna ante el sempitermo e inocentón optimismo norteamericano hasta la actitud abierta de los que profesan el credo de pensamiento positivo, recorremos todo el rango con cada grupo de personas.

Sueño, deseo, fantasía, ilusión, aspiración, objetivo, meta, espejismo… ¿cómo definimos y valoramos estos términos? Como caigamos en la trampa de buscar la definición adecuada para llegar a un acuerdo, nos perderemos en el intento. Sé que nuestro clásico nos recordaba que “toda la vida es sueño y los sueños, sueños son” y no es cosa de desdeñar la advertencia de  Don Pedro. Recurriré a otras fuentes:

Steve Jobs afirmaba: “Tu tiempo es limitado, No lo malgastes viviendo el sueño de otra persona”. El 28 de agosto de 1963, Martin Luther King regaló al mundo una de las joyas maestras de la retórica y de la lucha denodada por un ideal, repitiendo a conciencia su “Yo tengo un sueño…”, en una sociedad marcada profundamente por el deseo de hacer realidad el “American Dream”. El profesor Luis María Huete nos anima a “construir nuestros sueños” y a convertir nuestra vida en una aventura apasionante por ese camino. “Donde tus suelos te lleven” es otro libro reciente de gran tirón. Me quedaré con un sesgo positivo del término, a pesar de la contundente carga de profundidad que encuentro en la sexta acepción que da la Real Academia de la Lengua a este sustantivo : “Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse”. Démosle un margen de  crédito, pues.

Tengo debilidad por Mario Alonso Puig. Desde que le conocí a finales de los años noventa, cuando aún era un Cirujano que hacía sus pinitos en el campo de las ideas me fascinó su modo de construir conceptos aunando la doble  condición de experto tanto en cuerpos como en almas. Mario ha desplegado una guerra sin cuartel contra las actitudes de bloqueo o de agresividad como respuesta al difícil entorno que estamos viviendo, en el que tantas personas se sienten prisioneras de sus peores pesadillas y en absoluto protagonistas de la construcción de sus sueños. Para Mario, una cosa es desconectarte de la realidad –por medio de la fantasía-  y otra el contribuir a crear una nueva realidad; para ello, debemos combatir esos miedos a esas situaciones que nunca se van a hacer realidad y que –sin embargo- las vivimos como un presente indiscutible en nuestro interior. Parece que podemos desplegar un gran potencial si nos preguntamos con frecuencia: “¿Qué es importante en mi vida?” y si empezamos a dar pasos con fe en el trayecto de hacerlo realidad. Mario inspira a miles de personas para salir de su zona de rutina y confort, a abrazar la incertidumbre a pesar de las frustraciones, agresiones e incertidumbres de su entorno. A construir sus sueños.

La opción vital es meridiana. Ante un paraíso perdido, que ayer tenía aromas del Caribe y hoy tiene sabores peninsulares, podemos regodearnos en la descripción de nuestros peores terrores nocturnos y en el abono de nuestras más espeluznantes pesadillas mientras hacemos cola para que alguien nos solucione la vida o bien podemos explorar las posibilidades que siempre existen, solos o en compañía de otros.

No busquemos visa para naufragar, no busquemos visa para no volver. Debemos centrarnos en lo que nos apasiona, en lo que verdaderamente nos mueve, en lo que consideramos importante y empezar a dar pasos para conseguirlo, sea un sueño o lo definamos con cualquier otro término. Las condiciones han cambiado, pero no deben hacerlo nuestros fundamentos.

Y ojalá que un día podamos afirmar lo que el mismo Juan Luis Guerra tuvo ocasión de exclamar en 2007, al recibir el premio Grammy a la mejor grabación del año: "Gracias Señor, mi salvador, gracias a todos los que han hecho posible este sueño", 

VISA PARA UN SUEÑO
Eran las cinco de la mañana
un seminarista, un obrero
con mil papeles de solvencia
que no les dan para ser sinceros
Eran las siete de la mañana
y uno por uno al matadero
pues cada cual tiene su precio
buscando visa para un sueño

(Bairorá, laralá...)

El sol quemándoles la entraña, ¡uf!
un formulario de consuelo
con una foto dos por cuatro
que se derrite en el silencio

Eran las nueve e la mañana
Santo Domingo, ocho de Enero
con la paciencia que se acaba
pues ya no hay visa para un sueño

¡Oh! oh...

Buscando visa para un sueño
buscando visa para un sueño

Buscando visa de cemento y cal
y en el asfalto quién me va a encontrar

Buscando visa para un sueño (¡oh!)
buscando visa para un sueño

Buscando visa, la razón de ser
buscando visa para no volver

Buscando visa para un sueño (¡oh!)
buscando visa para un sueño

Buscando visa, la necesidad
buscando visa, qué rabia me da
buscando visa, golpe de poder
buscando visa, qué más puedo hacer

Buscando visa, para naufragar
buscando visa, carne de la mar
buscando visa, la razón de ser
buscando visa, para no volver

No hay comentarios:

Publicar un comentario