JUAN
LUIS GUERRA:
VISA
PARA UN SUEÑO
(Letra al final del comentario)
Juan Luis Guerra irrumpió
en nuestro mundo musical en los años noventa y todos respondimos a su ritmo
trepidante, caribeño y bachatero con un espontáneo y danzarín entusiasmo. Con
este tema, nuestra imaginación reproducía en colores vivos las colas ante
diferentes consulados de muchos dominicanos –por aquel entonces, la inmigración
no respondía a la diversidad de orígenes nacionales que vivimos años
después- y nos hacía compartir su
madrugón, su cansancio, su exposición a un sol de justicia, su ánimo
desfallecido.
¿Quién nos podía decir
que ese espectáculo íbamos a vivirlo en nuestras carnes no muchos años después
de su descripción, con etiquetado y marchamo nacional? ¿Quién se imaginaba que
esas colas de matadero alinearían a los antaño receptores de sueños, hoy
convertidos en demandantes de oportunidades, en medio de un paisaje de
pesadilla?
No hace mucho tiempo, un colega
alemán me contaba que un conocido de una Empresa de Ingeniería ubicada en la
planta inferior del edificio de oficinas de Múnich en el que trabaja, le contó
que recibían solicitudes de jóvenes licenciados españoles en cantidades crecientes
y progresivamente difíciles de gestionar. Recientemente, tuve acceso a los
resultados de la Encuesta Innovacef, realizada por la Universidad a Distancia
de Madrid, que concluían que el 80% de los jóvenes investigadores que
trabajaban fuera de España no se planteaban regresar a nuestro país en un
futuro con cierto plazo, dejando “en mangas de escapulario” el ansiado nuevo
modelo de Conocimiento, Innovación,
Sostenibilidad y demás nobles “palabros”.
Es una realidad inevitable: nuestro parque nacional no tiene capacidad de
absorber tanta demanda de empleo, cualificada o no, y muchos de nosotros
volveremos a pertenecer a una generación de buscadores de visa… ¿para un sueño?
En mi despacho, tengo a
la vista varias lecturas que me sirven de inspiración y –por qué no decirlo- de
pequeña distracción diaria. Una de ellas son diez pensamientos del famoso
orador norteamericano Zig Ziglar; entre las más conocidas, el famoso: “If you can dream it, you can achieve it!”.
Si puedo soñarlo, ¿puedo hacerlo realidad algún día? El respetable se escinde
ante esta pregunta. Desde la reacción de sorna ante el sempitermo e inocentón
optimismo norteamericano hasta la actitud abierta de los que profesan el credo
de pensamiento positivo, recorremos todo el rango con cada grupo de personas.
Sueño, deseo, fantasía, ilusión, aspiración, objetivo,
meta, espejismo… ¿cómo definimos y valoramos estos términos? Como caigamos en
la trampa de buscar la definición adecuada para llegar a un acuerdo, nos
perderemos en el intento. Sé que nuestro clásico nos recordaba que “toda la vida es sueño y los sueños, sueños
son” y no es cosa de desdeñar la advertencia de Don Pedro. Recurriré a otras fuentes:
Steve Jobs afirmaba: “Tu tiempo es limitado, No lo malgastes viviendo el sueño de otra
persona”. El 28 de agosto de 1963, Martin Luther King regaló al mundo una
de las joyas maestras de la retórica y de la lucha denodada por un ideal,
repitiendo a conciencia su “Yo tengo un
sueño…”, en una sociedad marcada profundamente por el deseo de hacer
realidad el “American Dream”. El
profesor Luis María Huete nos anima a “construir
nuestros sueños” y a convertir nuestra vida en una aventura apasionante por
ese camino. “Donde tus suelos te lleven”
es otro libro reciente de gran tirón. Me quedaré con un sesgo positivo del
término, a pesar de la contundente carga de profundidad que encuentro en la
sexta acepción que da la Real Academia de la Lengua a este sustantivo : “Cosa que carece de realidad o fundamento, y,
en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse”.
Démosle un margen de crédito, pues.
Tengo debilidad por Mario Alonso Puig. Desde que le
conocí a finales de los años noventa, cuando aún era un Cirujano que hacía sus
pinitos en el campo de las ideas me fascinó su modo de construir conceptos
aunando la doble condición de experto
tanto en cuerpos como en almas. Mario ha desplegado una guerra sin cuartel
contra las actitudes de bloqueo o de agresividad como respuesta al difícil
entorno que estamos viviendo, en el que tantas personas se sienten prisioneras
de sus peores pesadillas y en absoluto protagonistas de la construcción de sus
sueños. Para Mario, una cosa es desconectarte de la realidad –por medio de la
fantasía- y otra el contribuir a crear
una nueva realidad; para ello, debemos combatir esos miedos a esas situaciones
que nunca se van a hacer realidad y que –sin embargo- las vivimos como un
presente indiscutible en nuestro interior. Parece que podemos desplegar un gran
potencial si nos preguntamos con frecuencia: “¿Qué es importante en mi vida?” y si empezamos a dar pasos con fe en
el trayecto de hacerlo realidad. Mario inspira a miles de personas para salir
de su zona de rutina y confort, a abrazar la incertidumbre a pesar de las
frustraciones, agresiones e incertidumbres de su entorno. A construir sus
sueños.
La opción vital es meridiana. Ante un paraíso perdido,
que ayer tenía aromas del Caribe y hoy tiene sabores peninsulares, podemos
regodearnos en la descripción de nuestros peores terrores nocturnos y en el
abono de nuestras más espeluznantes pesadillas mientras hacemos cola para que
alguien nos solucione la vida o bien podemos explorar las posibilidades que siempre
existen, solos o en compañía de otros.
No busquemos visa para naufragar, no busquemos visa
para no volver. Debemos centrarnos en lo que nos apasiona, en lo que
verdaderamente nos mueve, en lo que consideramos importante y empezar a dar
pasos para conseguirlo, sea un sueño o lo definamos con cualquier otro término.
Las condiciones han cambiado, pero no deben hacerlo nuestros fundamentos.
Y ojalá que un día podamos afirmar lo que el mismo
Juan Luis Guerra tuvo ocasión de exclamar en 2007, al recibir el premio Grammy
a la mejor grabación del año: "Gracias
Señor, mi salvador, gracias a todos los que han hecho posible este sueño",
VISA PARA UN SUEÑO
Eran las cinco de la mañana
un seminarista, un obrero
con mil papeles de solvencia
que no les dan para ser sinceros
Eran las siete de la mañana
y uno por uno al matadero
pues cada cual tiene su precio
buscando visa para un sueño
(Bairorá, laralá...)
El sol quemándoles la entraña, ¡uf!
un formulario de consuelo
con una foto dos por cuatro
que se derrite en el silencio
Eran las nueve e la mañana
Santo Domingo, ocho de Enero
con la paciencia que se acaba
pues ya no hay visa para un sueño
¡Oh! oh...
Buscando visa para un sueño
buscando visa para un sueño
Buscando visa de cemento y cal
y en el asfalto quién me va a encontrar
Buscando visa para un sueño (¡oh!)
buscando visa para un sueño
Buscando visa, la razón de ser
buscando visa para no volver
Buscando visa para un sueño (¡oh!)
buscando visa para un sueño
Buscando visa, la necesidad
buscando visa, qué rabia me da
buscando visa, golpe de poder
buscando visa, qué más puedo hacer
Buscando visa, para naufragar
buscando visa, carne de la mar
buscando visa, la razón de ser
buscando visa, para no volver
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