domingo, 26 de marzo de 2017

CREEDENCE, CLEARWATER REVIVAL: "THE WORKING MAN" (Gestión de la Adversidad)





(Letra en inglés y castellano al final del comentario)

Hay vidas que cuesta entenderlas como tales. Parecen una sucesión de pequeñas muertes y funerales constantes, sin aliento vital, ni colores que alegren el despertar, ni pequeñas compensaciones que hagan digerible la amargura de los sinsabores diarios.


Que le pregunten al protagonista de esta canción si él “trabaja para vivir o vive para trabajar”. Hasta yo sé la respuesta. La imaginación vuela hacia nuestros peores recuerdos y nuestras más macabras proyecciones mentales, para imaginarnos un entorno de agresividad, desprecio, indiferencia y explotación en el que nuestro hombre trabajador es todavía un niño…pero sin infancia. Desde el uso de razón es expulsado a la selva del existir, repudiado por sus padres y condenado a una vida sin consuelos. Conjugar en este caso el verbo “conciliar” es obsceno y difícilmente asimilable con a la actividad laboral, tal como la conocemos.

Y, sin embargo, muchos millones de personas deben estar en estos momentos –a lo largo y ancho de nuestro planeta- trabajando en circunstancias muy similares a las descritas en los utópicos y contestatarios finales de los sesenta, por este grupo icónico. 

Asombra y hasta espanta comprobar con qué indiferencia y con qué grado de desconocimiento desarrollamos día a día nuestro trabajo en el mundo avanzado de los derechos y las políticas sociales, quejándonos con razón de ciertos derechos adquiridos por detalles que resultan incomprensibles para masas humanas abigarradas en talleres infectos, organizadas en cuadrillas deslomadas de aparceros u obligadas a horadar la tierra a profundidades impensables. Lo que parece una rémora de películas en blanco y negro de sociedades esclavistas ya extintas es –sin embargo- un documental de rabiosa actualidad sobre el infierno laboral de muchas bestias de carga, que se asemejan mucho a un ser humano.

Pero esta canción, de vibrante ritmo de rock californiano y con un punteo endiablado digno de un genio, parece que transporta en su letra y en su melodía otro mensaje de interés. El “working man” no es un ser desesperado: no se hace ilusiones, pero declara con aparente orgullo haber encontrado una razón para dotar de sentido a su pesarosa rutina. 

Parece querer hacer verdad aquella frase tan conocida de Nietszche: “el que tiene un porqué para vivir, puede enfrentarse a todos los cómos”. Lo que tiene, es suyo. Sabe para quién trabaja y sólo pide cobrar su último salario, antes de morir. No es un proyecto muy apasionante para el que suscribe –supongo que tampoco para muchos de los que escuchen la canción o lean estas líneas- pero es suficiente para que este individuo no destile barro tóxico ni maldiciones irrepetibles. Diríamos que ha aceptado el control de la situación.

Es una de las vías a nuestra disposición para afrontar la adversidad. Vivimos tiempos difíciles en nuestra sociedad y nos sumamos por ello a la larga relación de sociedades que llevan viviéndolos durante toda su existencia. Nos hemos olvidado muy aceleradamente de esos años de falsa placidez donde casi todo era amable, fructífero, positivo y armónico. Los derechos anularon a los deberes y éstos se han cobrado su venganza con creces. Hoy hay que hacer los deberes y nuestra rebeldía se traduce en indignación y nuestro ánimo dispuesto de antaño se viste de cinismo y falta de esperanza.

Pero no hay que olvidar que la prueba de la adversidad es la que ha forjado a las grandes personalidades. La cita de Homero es muy actual: “El genio se descubre en la fortuna adversa; en la prosperidad se oculta». Va a resultar que muchos nos creíamos genios y no pasábamos de aprendices de la vida.

Hace un par de años tuve contacto con un autor americano al que ya me he referido, Paul Stoltz, que ha acuñado el concepto y el estándar del “Coeficiente de Adversidad”. Según este psicólogo, no son suficientes predictores del éxito en la vida y en el trabajo ni el Cociente Intelectual –esto era algo ya conocido de modo general- ni el Coeficiente Emocional, más reciente en su formulación. Siendo ambas variables interesantes, quedan cojas –según Stoltz- sin una tercera pata, que nos proyecta luz sobre el modo en el que los individuos se enfrentan a las dificultades y a la adversidad.

Ante un reto mayor, o bien ante una suma considerable de pellizcos de la vida, Stoltz identifica tres grupos de personas: los desertores (no hace falta explicar su conducta, revestida muchas veces de acusaciones culpabilizadoras a todo lo que está fuera de ellos), los conformistas (los que las ven venir, las dejan pasar y si les orinan…dicen que llueve) y los escaladores (aquéllos que superan sus miedos e identifican y actúan sobre los aspectos de los que tienen control).

El personaje de la canción, en su humilde y rockera versión, me parece bien asignado a la tercera categoría. No cambiará el mundo y probablemente nadie le eche de menos cuando falte –desde luego no su padre ni su madre-, su vida nos parecerá un asco y su trabajo una ruina infumable. Pero él parece haber aprendido que hay elementos sobre los que tiene control y otros sobre los que no, ha aceptado no vivir de ilusiones huecas y de espejismos gratificantes sino obtener lo que necesita con su esfuerzo, ha sabido dominar el impacto de sus dolorosas experiencias en los ámbitos necesarios de su vida sin dejar que inundarán todos sus compartimentos de seguridad y se ha mantenido libre de ataduras y de prisiones emocionales. 

Sólo pide morir un sábado, para poder cobrar su último y exiguo salario, y esa petición suena terriblemente  irrisoria para nuestro revitalizado arsenal reivindicativo actual. ¡Ay si tuviera un delegado sindical a mano!

Pero él parece feliz, porque es un hombre trabajador y lo que ha conseguido en la vida ha surgido de su esfuerzo. Ha logrado, aparentemente, el control, de su vida.


CREEDENCE, CLEARWATER REVIVAL:
"THE WORKING MAN"

Well, I was born on a sunday; on thursday I had me a job.
I was born on a sunday; by thursday I was workin' out on the job.
I ain't never had no day off since I learned right from wrong.

Mama said I was bad, I did something to her head.
Mama said I was bad, I did something to her head.
And poppa threw me out, ooh, said, 'i gotta earn my own way.'

Chorus:
I ain't never been in trouble;
I ain't got the time.
I don't mess around with magic, child.
What I got is mine.

Whatever you say, lord, well, that's what I'm gonna do.
Whatever you say, well, that's what I'm gonna do.
'cause I'm the working man, lord, and I do the job for you.

Chorus

Every friday, well, that's when I get paid.
Don't take me on friday, lord, 'cause that's when I get paid.
Let me die on saturday night, ooh, before sunday gets my head.
Nací un domingo, y el jueves ya tenía un trabajo.
Nací un domingo, y el jueves ya estaba en el trabajo.
Nunca he tenido ningún día libre desde que aprendí a distinguir el bien del mal.

&

Mamá decía que era malo, que le hice algo en la cabeza.
Mamá decía que era malo, que le hice algo en la cabeza.
Y papá me echó, y dijo que "tengo que ganarme la vida a mi manera”

Estribillo:
Nunca me he metido en líos;
No he tenido tiempo de hacerlo.
No pierdo el tiempo con ilusiones, hijo.
Lo que tengo es mío.

Lo que digas, Señor, es lo que voy a hacer.
Lo que digas, Señor, es lo que voy a hacer.
porque yo soy hombre trabajador, señor, y trabajo para ti

(Estribillo)

Me pagan todos los viernes
No me llames un  viernes, Señor, porque es cuando me pagan.
Deja que muera un sábado por la noche, antes de que empiece el domingo.


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