sábado, 29 de abril de 2017

MELODÍAS LABORALES: Sam Cooke "CHAIN GANG" (La Felicidad en el Trabajo)





SAM COOKE:
"CHAIN GANG" (CADENA DE PRISIONEROS)
Letra en inglés y castellano al final del comentario

Un ritmo pegadizo y machacón. Un éxito de los años sesenta con un aire desenfadado que describe la terrible realidad de un paisaje que el autor encontró en sus giras por las carreteras de Estados Unidos. Cadenas de prisioneros condenados a trabajos forzados en las cunetas de esas vías, redimiendo parte de sus condenas con esa penosa actividad. Una práctica que se inició para "sustituir" los trabajos forzados de los esclavos de mediados del S.XIX y que prolongó el sufrimiento de seres humanos de raza negra hasta bien entrada la década de los sesenta.


Parece mentira que hasta hace nada de tiempo, el país más poderoso del mundo, rebajara de su condición de humanos a estos hombres y mujeres. Y parece aún más increíble que esta concepción se siga manteniendo hoy en día en otros ámbitos. Pero eso es harina de otro costal. Y hoy no quiero cocinar con ella este comentario musico-laboral.

Cuesta creer que Sam Cooke les oyera cantar una melodía tan pegadiza desde su autobús. La leyenda urbana relata que Cooke quedó tan impresionado por esa escena y por la lastimosa situación de esos hombres, que se detuvo y les regaló un paquete de tabaco, con el objetivo de mitigar con una dosis de nicotina su desgracia. Seguramente, si hubiera parado para hacer unas entrevistas y obtener inspiración directa de esos hombres bajo condena, habría recibido un torrente de improperios de difícil encaje a la hora de componer una canción para todos los públicos. Pero la canción le salió redonda. Fue éxito de ventas en Estados Unidos, creó un estilo de baile algo peculiar que imitaba el movimiento del pico y la pala y provocó una polémica sobre la razonabilidad de este tipo de condenas.

Los lunes observo un espectáculo similar en el atasco que disfruto junto a millares de compañeros, encadenados por las implacables leyes del tráfico urbano.

Las conversaciones de nuestros domingos por la tarde ya reflejan el estado de ánimo más común: mañana empieza nuestra condena semanal de cinco días. A la mañana siguiente, de buena mañana, la cadena de prisioneros comienza su periplo lastimoso por las carreteras de todo el país hacía su cuneta particular. En estos días, sin embargo, hay una condena aún mayor: la de dejar pasar los lunes al sol, pero eso no consuela mucho a nuestros encadenados en activo y al volante.

La música, según el gusto de cada uno. En la radio de cada automóvil, los debates con sesgos ideológicos diferentes contribuyen unánimemente a endurecer la expresión facial de los conductores, ya de por sí bastante desmejorada por ese maldito efecto “lunes”.

 Sin embargo, es sorprendente el hecho de que algunos datos estadísticos desmientan que todos nosotros –eslabones de esa cadena itinerante- albergamos en nuestras almas dosis tóxicas de desesperanza, resignación y pesar. La “Encuesta Addecco de Felicidad en el Trabajo”, en sus diferentes oleadas, suele confirmar que los españoles somos mayoritariamente felices en nuestros trabajos (cerca de un 80% de los 1.800 encuestados así lo declaran) y que destacamos como factores principales para albergar este sentimiento tan positivo la propia realización de la actividad y su disfrute asociado, las relaciones con los compañeros en el trabajo y –sólo en tercer lugar- la remuneración que percibimos. La percepción choca con el rigor metodológico. ¿A quién hacer caso?

Hace sólo unas semanas tuve la ocasión de dirigir una sesión de trabajo en un curso de postgrado. En uno de los talleres, solicité a los participantes que pensaran por un momento en el tipo de actividad que les gustaría realizar si mañana fueran los felices agraciados con un sabroso pellizco de alguna de las variopintas loterías que tientan nuestra sed de Fortuna.  Salvo uno o dos de los asistentes que describieron idílicos entornos llenos de placer y recompensa sensorial, ausentes de compromisos, horarios, agendas y objetivos precisos, el resto de las personas presentes se involucraron con pasión y entusiasmo en actividades absorbentes y de alta exigencia: organizaciones no gubernamentales, programas internacionales que erradicarían lacras o enfermedades, iniciativas de microcréditos para proyectos sostenibles…todo un elenco de proyectos de gran exigencia personal. Será imposible comprobar fehacientemente si serían coherentes en sus decisiones futuras con sus aspiraciones actuales, por la inmisericorde ruleta de las probabilidades vitales. Quede como testimonio, que no es poco.

En el fondo, late la gran necesidad con la que todos venimos de serie: la de encontrar un sentido para lo que hacemos y una armonía con aquéllos con los que lo hacemos. En la citada Encuesta se clasifican las profesiones en las que los españoles se sienten más dichosos: los primeros veintitantos puestos se refieren a profesiones “liberales” (médico, arquitecto, etc.) o a actividades en las que el grado de autonomía de su trabajador a la hora de desplegar su esfuerzo es alto (investigador, peluquero, mecánico). Pero incluso familias de puestos con menor grado de discrecionalidad (administrativos, contables...¡hasta funcionarios!) muestran un grado de satisfacción por encima del 70% en relación a sus trabajos. 

No tengo razones de peso para dudar de la fiabilidad metodológica de Adecco en un campo tan suyo como el de diseccionar el mercado laboral en búsqueda de datos relevantes,  tendencias y oportunidades. Será que, al final, buscamos desesperadamente –y llegamos a encontrarlo en gran medida- un sentido a lo que hacemos y tendemos puentes de armonía con las personas con las que nos relacionamos en el día a día.

Y nada ni nadie puede impedir que nuestra ancestral, estereotipada y genética “pereza” se manifieste tercamente en nuestro rostro cada mañana laborable –especialmente la de los lunes- cuando nos incorporamos a esa cadena invasora, rutinaria y enervante del “in itinere” hasta nuestros trabajos.

Como tampoco hacemos mucho para abandonar estéril y empobrecedora retórica de la queja permanente por casi todo lo cotidiano pasado, actual y futuro. No resuelve nada, pero disminuye momentáneamente nuestra ansiedad.

Salvo -claro está- cuando nos abordan para responder a una Encuesta.


SAM COOKE: "CHAIN GANG"

I hear somethin' sayin'
(Hooh! aah!) (hooh! aah!)
(Hooh! aah!) (hooh! aah!)

(Well, don't you know)
That's the sound of the men working on the chain ga-a-ang
That's the sound of the men working on the chain gang

All day long they're singin'
(Hooh! aah!) (hooh! aah!)
(Hooh! aah!) (hooh! aah!)

(Well, don't you know)
That's the sound of the men working on the chain ga-a-ang
That's the sound of the men working on the chain gang

All day long they work so hard
Till the sun is goin' down
Working on the highways and byways
And wearing, wearing a frown
You hear them moanin' their lives away
Then you hear somebody sa-ay

That's the sound of the men working on the chain ga-a-ang
That's the sound of the men working on the chain gang

Can't ya hear them singin'
Mm, I'm goin' home one of these days
I'm goin' home see my woman
Whom I love so dear
But meanwhile I got to work right he-ere

(Well, don't you know)
That's the sound of the men working on the chain ga-a-ang
That's the sound of the men working on the chain gang

All day long they're singin', mm
My, my, my, my, my, my, my, my, my work is so hard
Give me water, I'm thirsty

My work is so hard

-:-

Escucho algo así como:

 ¡UUUH! ¡AAAAAH! ¡UUUH! ¡AAAAAH!
¡UUUH! ¡AAAAAH! ¡UUUH! ¡AAAAAH!

  Ésta es la canción de los hombres que trabajan en la cadena de prisioneros
 Ésta es la canción de los hombres que trabajan en la cadena de prisioneros

 Todo el día cantando
¡UUUH! ¡AAAAAH! ¡UUUH! ¡AAAAAH!
¡UUUH! ¡AAAAAH! ¡UUUH! ¡AAAAAH!

Ésta es la canción de los hombres que trabajan en la cadena de prisioneros
Ésta es la canción de los hombres que trabajan en la cadena de prisioneros

 Todo el día trabajan tan duro
 Hasta que el sol se pone
 Trabajan en las carreteras y los caminos
 Y  con un rostro triste
 Les oyes quejarse por sus vidas
 Y luego, oyes a alguien decir

Ésta es la canción de los hombres que trabajan en la cadena de prisioneros
 Ésta es la canción de los hombres que trabajan en la cadena de prisioneros

¿No les escuchas cantar?
 Mm, Me iré a casa uno de estos días
Para ver a mi mujer
 A quien quiero tanto
 Pero mientras tanto he de trabajar aquí

Ésta es la canción de los hombres que trabajan en la cadena de prisioneros
 Ésta es la canción de los hombres que trabajan en la cadena de prisioneros

 Todo el día cantando', mm
 Mi, mi, mi, mi, mi, mi, mi, mi, mi trabajo es tan duro
 Dame agua, tengo sed


 Mi trabajo es tan duro


No hay comentarios:

Publicar un comentario