viernes, 8 de diciembre de 2017

MELODÍAS LABORALES: "THE SILHOUETTES: GET A JOB (CONSIGUE UN EMPLEO)" (Empleabilidad)



Letra en inglés y castellano al final del comentario

THE SILHOUETTES:
GET A JOB (CONSIGUE UN EMPLEO)

Definitivamente, el mercado americano no es el europeo y, mucho menos, el español. Encontrar una canción de los años cincuenta –los felices cincuenta- en el que el tema sea la búsqueda infructuosa de trabajo en lugar del amor eterno, el surf sin preocupaciones, la luna de miel o los angelitos negros, es una muestra más de la distancia entre ambos entornos.

Aquí tenemos al protagonista de la misma, soportando la presión inmisericorde de su parienta para que deje de pasar de la cama al sofá y viceversa y encuentre un trabajo que –por otro lado- él mismo piensa que nunca lo va a encontrar. Es una tragedia en forma de círculo vicioso del que está casi definitivamente escrito el final. Nadie da un duro por la empleabilidad del protagonista de esta desenfadada composición.


Hace unas semanas me encontraba charlando con la madre de una de las mejores amigas de mi hija mayor. Es japonesa y aunque me dejaba muy claro que desde pequeña apuntaba maneras acerca de ciertos desajustes con la educación tradicional de su país, no paraba de señalar ciertos aspectos de su ya dilatada estancia en España -llena de felicidad y de agrado- que no le dejaban indiferente. Uno de ellos es el de la pasividad que observaba en muchos españoles a la hora de buscar un trabajo, tras la desgracia de haberlo perdido. En su comparación cultural me describía el modo en el que un japonés recibe fuertes incentivos a la hora de acelerar su transición profesional: ausencia de prestaciones por desempleo de larga duración, necesidad de encontrarse permanentemente renovado en habilidades y conocimientos, deshonra mancillante de no desempeñar una actividad productiva y útil. En su trabajo al frente de una actividad comercial, entrevistaba a muchos españoles a los que percibía adormecidos por un falso sentido de seguridad, desprovistos de una urgencia real por ser productivos y –al final- poco “beligerantes” a la hora de batirse el cobre por un puesto de trabajo.

Es injusto generalizar, y menos en una situación tan teñida de drama como la que estamos viviendo en España. Esa obscena y sangrienta cifra de millones de parados parece golpear con saña las conciencias de todos los niveles sociales; al menos, por las declaraciones que se emiten diariamente en los medios de comunicación. Y, sin embargo…

Sin embargo, del mismo modo que en esta canción –por la que los Silhouettes obtuvieron el disco de Oro, siendo el primer disco que produjeron- se percibe instintivamente falta de armonía clara entre la tragedia descrita y el ritmo pegadizo y danzarín de su melodía, también advertimos de que  la distancia entre la música y la letra del himno fúnebre que se repite machaconamente en nuestra actualidad musical laboral, es abismal.

Los llamados agentes sociales tararean acordes de la triste melodía del desempleo, pero no acaban de hacer suyo el compás necesario para que su ritmo evolucione hacia una marcha triunfal, aunque sea progresivamente. Como mucho, se tiran unos a otros los trastos a la cabeza por los supuestos desafinados que descubren en los demás, sin concretar de modo práctico cuál es el nuevo acorde que proponen para iniciar un arranque enérgico y vibrante que transmita vitalidad. Unos critican los instrumentos de los otros y éstos ponen a caldo el papel de las partituras de aquéllos, pero nadie parece estar dispuesto a tocar la primera nota.

Por otro lado, tenemos a un Director de Orquesta –todos los poderes ejecutivos nacionales, autonómicos, regionales, provinciales y locales que tapizan España- que no cesa de proclamar su angustia ante los mortecinos movimientos de los pasos de millones de españoles hacia las colas del desempleo, a la vez que con una inexplicable alegría cotidiana no toma ninguna medida para aligerar de ocupaciones inútiles sus estructuras, facilitar la vida al que desea aspirar a un puesto de trabajo o poner en marcha un proyecto productivo; eso, cuando no asfixian con mil y una reglas y normativas estériles a los que intentan sobrevivir en escena.

Y luego se produce la tercera y definitiva falta de armonía entre una melodía fúnebre y negruzca y el comportamiento cotidiano de una porción relevante de los ciudadanos que parecen comportarse como si oyeran una alegre y pastoril musiquita. Y si no llegan a ese punto, parecen haber desarrollado una sordera paralizante, ya que su reacción ante tan demoledora música es parecida al hecho de no haberla oído. 

No quiero generalizar ni trivializar el sufrimiento y la angustia de muchos profesionales que se encuentran en esa ardua tarea de encontrar de nuevo trabajo, con frecuencia en una etapa madura de sus vidas y en un alto porcentaje con pobres perspectivas de reorientar adecuadamente sus actividades profesionales. Me preocupa especialmente ese significativo número de personas que imitan el baile despreocupado y los acompañamientos de palmas de los Silhouettes mientras describen su situación de inactivos, soñando con un puesto de trabajo pero no buscándolo activamente. Con más frecuencia de la deseada, se reciben historiales profesionales de candidatos con “cartas de presentación” tan vagas y tan desprovistas de argumentos de exposición de sus capacidades y de sus valores, que raramente conseguirán despertar el menos interés en un seleccionador de personas. 

Con más frecuencia de la deseada, entrevistamos a profesionales en paro que se limitan a acudir en cuerpo, pero no en alma, a la entrevista y parecen buscar más la tranquilidad de “haber hecho algo” que perseguir con tensión la oportunidad que se les brinda. 

Con más frecuencia de la deseada, nos encontramos con profesionales que renuncian a hacer valer sus candidaturas y sus aptitudes con la fuerza requerida, porque gozan del suave bálsamo de una indemnización recién cobrada y de un subsidio que les garantiza “tranquilidad para dos años” o bien porque desean culminar una pertenencia casi vegetativa a una organización con la percepción de un dinero que han generado tras años de antigüedad en la organización. 

Con más frecuencia de la deseada, nos encontramos con que al acudir a centros de empleo públicos o privados con una oferta de un puesto de trabajo provista de condiciones no desechables, recibimos como contestación una demanda raquítica o nula de demandantes del citado puesto. 

Con más frecuencia de la deseada, se esgrime un supuesto y genérico “derecho al trabajo” en declaraciones, entrevistas, manifestaciones y demás actos cívicos y colectivos, obviando o –al menos- aligerando la responsabilidad individual de prepararse para una empleabilidad renovada y la necesidad de aceptar el deber que cada individuo tiene de mostrar su valor a la hora de optar por un puesto de trabajo. Existe el derecho a la oportunidad; no puede existir la reivindicación genérica de una contratación.

Porque, con más frecuencia de la deseada, será imposible de todo punto que nuestro feliz protagonista pueda quebrar la sospecha de su media naranja de que con esa feliz e irresponsable actitud nunca conseguirá un trabajo.

THE SILHOUETTES: 
GET A JOB

Sha da da da, sha da da da da,(3)
Yip yip yip yip yip yip yip yip,
Mum mum mum mum mum mum.
Get a job, sha da da da, sha da da da da.

Ev'ry morning about this time
She get me out of my bed,
A-crying, get a job.
After breakfast ev'ry day
She throws the want ads right my way
And never fails to say,
Get a job, sha da da da, sha da da da da.

Sha da da da, sha da da da da,(3)
Yip yip yip yip yip yip yip yip,
Mum mum mum mum mum mum.
Get a job, sha da da da, sha da da da da.

And when I get the paper,
I read it through and through,
And my girl never fails to say
If there is any work for me.
And when I go back to the house,
I hear the woman's mouth
Preaching and a-crying,
Tell me that I'm lying
'Bout a job that I never could find.

Sha da da da, sha da da da da,(3)

Yip yip yip yip yip yip yip yip
,Mum mum mum mum mum mum.
Get a job, sha da da da, sha da da da d








Sha da da da, sha da da da da,(3)
Yip yip yip yip yip yip yip yip,
Mum mum mum mum mum mum.
Consigue un empleo
sha da da da, sha da da da da

Cada mañana a esta hora
Ella me saca de mi cama
Y me pide llorando: consigue un trabajo
todos los días, después del desayuno,
ella me arroja los anuncios clasificados 
Y nunca deja de decirme: 
Consigue un empleo
sha da da da, sha da da da da

Sha da da da, sha da da da da,(3)
Yip yip yip yip yip yip yip yip
Mamá mum mum mum mum mum, 
Consigue un empleo
Sha da da da, sha da da da da,

Y cuando cojo el periódico
Lo leo y lo releo
Y mi chica nunca para de decirme
Si hay algún trabajo para mí

Y cuando vuelvo a casa
Escucho por boca de mi mujer
Que implorando y llorando
Me dice que estoy mintiendo 
Sobre ese trabaio que nunca encontraré

Sha da da da, sha da da da da,(3)
Yip yip yip yip yip yip yip yip,
Mum mum mum mum mum mum.
Consigue un empleo
sha da da da, sha da da da da


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