FARMACIA DE EMPRESA
Las Empresas van al médico. Llamadle Consultor, Auditor o Comité de Dirección.
Algunas por prevención. Otras, casi en defunción. Se les proponen 25 conceptos de Gestión de Organizaciones, con un formato de prospectos de medicamentos o terapias. Una Empresa es un organismo vivo más con sus estados de salud positivos y negativos, sus reacciones benéficas y adversas a los tratamientos y sus diferentes sistemas interaccionando entre sí con más o menos armonía.
Introducción
Los debates y discusiones no cesan: que si el diagnóstico está bien o mal realizado, que si hemos entrado en una situación más o menos crítica, que las recetas son las que son y no podemos esperar remedios mágicos, que si no para el deterioro hará falta cirugía...Las analogías con el mundo de la Salud y el uso de sus términos son tan frecuentes como creciente es el interés por cultivar, conservar y mejorar este bien preciado.
Cualquiera
de las herramientas, métodos, procesos que están a disposición del mundo de las
organizaciones tiene –en su diseño, definición y aplicación- un paralelismo
sorprendente y apasionante con nuestras frecuentes visitas a nuestro médico de
familia o a cualquier especialista o con
nuestra búsqueda de consejo especializado en la Farmacia del barrio.
Todos ellos tienen, por supuesto, sus efectos secundarios, sus
contraindicaciones, sus interacciones.. Cualquier iniciativa positiva tiene en
su interior la potencialidad de afectar con cierta intensidad a otra parte del
organismo con receptores adecuados para “recibir” el efecto del medicamento,
sea éste el que sea. Eso es ser
sistémico. Es un matiz nuevo que aporta el ver la empresa con lentes de
boticario. El médico y el farmacéutico tienen una visión bastante más global
–holística, diría algún purista- del cuerpo humano que la que muchos expertos o
directivos tienen de sus organizaciones.
La
Consulta médica es un espacio muy bien
conocido por todo el público y quizá temido por una gran mayoría del mismo
desde la niñez. En cualquier caso, es un lugar de diálogo, de exploración, de
contraste, de escucha activa…o quizá debería serlo y no lo es siempre. La
Historia Clínica recoge la memoria de
nuestra Salud a lo largo del tiempo. Siempre nos hemos preguntado porque no existe algo similar en
nuestras Organizaciones, que evite –o minimice, al menos- el que cíclicamente
muchas de ellas se sometan a tratamientos recurrentes que se han probado
inocuos o que han generado resistencias invencibles.
El
Vademécum es una herramienta de uso indispensable para los profesionales de la
Medicina y de la Farmacia. Cada medicamento es presentado en sus
características esenciales, con mención
a las diversas formas galénicas con las que está presente y con indicación
precisa de sus interacciones y sus efectos adversos. Cada tratamiento en él
incluido está respaldado habitualmente por años y años de investigación;
múltiples ensayos han sido capaces de probar con más o menos fortuna su
eficacia en la indicación buscada; en estos largos años de trabajo se han
confirmado muchas de sus virtudes y también han aparecido en ocasiones muchos
de sus peligros específicos. A pesar de todo este soporte de información, el
Vademécum recoge sucintamente aquella información que arroja una luz rápida al
profesional clínico, que no puede disfrutar del privilegio de estudiar el
dossier clínico de un producto cuando tiene tonelada y media de pacientes
variados al otro lado de la puerta de su consulta.
En
estas páginas se describen –con un cierto estilo médico y farmacéutico, al que
añadimos algún excipiente de ironía
- veinticinco casos de Empresas que
acuden a su médico y que salen de consulta con una prescripción de algunos de
los tratamientos más generalizados de los que disponen muchas organizaciones
para lograr una respuesta adecuada de sus organismos a las demandas de actividad y resultados que se les
exige.
Como
bien avisan las introducciones de los Vademécum farmacéuticos: “Las
decisiones clínicas son de exclusiva responsabilidad del médico encargado del
tratamiento”. Cualquiera de estos tratamientos requiere de la
exploración precisa, del juicio
diagnóstico de cada paciente y de la pericia y objetivos de cada galeno
organizativo. Un mismo medicamento puede ser fuente de salud o certificado de
defunción, dependiendo del organismo del paciente.
Y
ahora, sólo nos queda recordar que aunque el Juramento Hipocrático no es de
obligado pronunciamiento en la Comunidad Directiva Empresarial, más de uno de
sus aforismos –viejos enunciados – serían muy apropiados hoy en día para
exhibirse colgados en muchos de nuestros despachos. Citaremos exclusivamente
tres, que podrían considerarse de rabiosa actualidad también para los
directivos:
“Aplicaré los regímenes en bien de los enfermos según mi saber y entender y nunca para mal de nadie.
“Fijaré el régimen de los
enfermos del modo que les sea más provechoso según mis facultades y mi
conocimiento, evitando todo mal e injusticia”
Si
cumplo íntegramente con este Juramento, que pueda gozar dichosamente de mi vida
y mi arte y disfrutar de perenne gloria entre los hombres. Si lo quebranto, que
me suceda lo contrario.”
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