domingo, 30 de noviembre de 2014

Farmacia de Empresa (1)

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

FARMACIA DE EMPRESA

Las Empresas van al médico. Llamadle Consultor, Auditor o Comité de Dirección.
 
 Algunas por prevención. Otras, casi en defunción. Se les proponen 25 conceptos de Gestión de Organizaciones, con un formato de prospectos de medicamentos o terapias. Una Empresa es un organismo vivo más con sus estados de salud positivos y negativos, sus reacciones benéficas y adversas a los tratamientos y sus diferentes sistemas interaccionando entre sí con más o menos armonía. 

Introducción


Los debates y discusiones no cesan: que si el diagnóstico está bien o mal realizado, que si hemos entrado en una situación más o menos crítica, que las recetas son las que son y  no podemos esperar remedios mágicos, que si no para el deterioro hará falta cirugía...Las analogías con el mundo de la Salud y el uso de sus términos son tan frecuentes como creciente es el interés por cultivar, conservar y mejorar este bien preciado.

 La literatura en el campo empresarial es minuciosa. Probablemente, pocos mimbres quedan por enlazar en cualquiera de las herramientas que aparecen en este libro. Sin embargo, una vez más, creemos que la visión “médica” y “farmacéutica” puede aportar matices interesantes. La Empresa es un ser tan vivo o tan maltrecho como la salud de sus centros neurálgicos reflejen; la Empresa requiere aplicar remedios preventivos, paliativos o curativos con el mismo tino y precisión como lo hacen el médico y el farmacéutico al tener delante un paciente o un ser sano en busca de consejo.





Cualquiera de las herramientas, métodos, procesos que están a disposición del mundo de las organizaciones tiene –en su diseño, definición y aplicación- un paralelismo sorprendente y apasionante con nuestras frecuentes visitas a nuestro médico de familia o a cualquier especialista o con  nuestra búsqueda de consejo especializado en la Farmacia del barrio. Todos ellos tienen, por supuesto, sus efectos secundarios, sus contraindicaciones, sus interacciones.. Cualquier iniciativa positiva tiene en su interior la potencialidad de afectar con cierta intensidad a otra parte del organismo con receptores adecuados para “recibir” el efecto del medicamento, sea  éste el que sea. Eso es ser sistémico. Es un matiz nuevo que aporta el ver la empresa con lentes de boticario. El médico y el farmacéutico tienen una visión bastante más global –holística, diría algún purista- del cuerpo humano que la que muchos expertos o directivos tienen de sus organizaciones.


La Consulta médica es un espacio  muy bien conocido por todo el público y quizá temido por una gran mayoría del mismo desde la niñez. En cualquier caso, es un lugar de diálogo, de exploración, de contraste, de escucha activa…o quizá debería serlo y no lo es siempre. La Historia Clínica recoge  la memoria de nuestra Salud a lo largo del tiempo. Siempre nos hemos  preguntado porque no existe algo similar en nuestras Organizaciones, que evite –o minimice, al menos- el que cíclicamente muchas de ellas se sometan a tratamientos recurrentes que se han probado inocuos o que han generado resistencias invencibles.


El Vademécum es una herramienta de uso indispensable para los profesionales de la Medicina y de la Farmacia. Cada medicamento es presentado en sus características esenciales, con  mención a las diversas formas galénicas con las que está presente y con indicación precisa de sus interacciones y sus efectos adversos. Cada tratamiento en él incluido está respaldado habitualmente por años y años de investigación; múltiples ensayos han sido capaces de probar con más o menos fortuna su eficacia en la indicación buscada; en estos largos años de trabajo se han confirmado muchas de sus virtudes y también han aparecido en ocasiones muchos de sus peligros específicos. A pesar de todo este soporte de información, el Vademécum recoge sucintamente aquella información que arroja una luz rápida al profesional clínico, que no puede disfrutar del privilegio de estudiar el dossier clínico de un producto cuando tiene tonelada y media de pacientes variados al otro lado de la puerta de su consulta.


En estas páginas se describen –con un cierto estilo médico y farmacéutico, al que añadimos algún excipiente  de ironía -  veinticinco casos de Empresas que acuden a su médico y que salen de consulta con una prescripción de algunos de los tratamientos más generalizados de los que disponen muchas organizaciones para lograr una respuesta adecuada de sus organismos a las  demandas de actividad y resultados que se les exige.


Como bien avisan las introducciones de los Vademécum farmacéuticos: “Las decisiones clínicas son de exclusiva responsabilidad del médico encargado del tratamiento”. Cualquiera de estos tratamientos requiere de la exploración precisa,  del juicio diagnóstico de cada paciente y de la pericia y objetivos de cada galeno organizativo. Un mismo medicamento puede ser fuente de salud o certificado de defunción, dependiendo del organismo del paciente.


Y ahora, sólo nos queda recordar que aunque el Juramento Hipocrático no es de obligado pronunciamiento en la Comunidad Directiva Empresarial, más de uno de sus aforismos –viejos enunciados – serían muy apropiados hoy en día para exhibirse colgados en muchos de nuestros despachos. Citaremos exclusivamente tres, que podrían considerarse de rabiosa actualidad también para los directivos:

Aplicaré los regímenes en bien de los enfermos según mi saber y entender y nunca para mal de nadie.


“Fijaré el régimen de los enfermos del modo que les sea más provechoso según mis facultades y mi conocimiento, evitando todo mal e injusticia”


Si cumplo íntegramente con este Juramento, que pueda gozar dichosamente de mi vida y mi arte y disfrutar de perenne gloria entre los hombres. Si lo quebranto, que me suceda lo contrario.”


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario